La revista Armero




Por Edgar Suárez


¿Cómo es posible que todos estos recuerdos y personas vayan desapareciendo de la memoria?, se preguntaba Jesús Ancízar Giraldo, pues aunque se había escrito bastante sobre Armero, no bastaba para recoger a tantos personajes que poblaron  la ciudad, personajes que desde sus múltiples oficios y lugares habían tenido alguna notoriedad y que, tal como sucede en los diversos lugares de nuestra geografía, eran renombrados con apodos o sobrenombres. Es por eso que Ancízar, como lo conocen en Guayabal, decidió un buen día, luego de la pandemia, crear la revista Armero, que hoy suma ya tres ejemplares, uno por año.


Nos cuenta Ancízar que los dos primeros números de la revista ya se agotaron, pues muchas personas la adquirieron para encontrar allí a un familiar o conocido, o para recuperar historias y recuerdos. Cuenta que cada tanto lo paran en las calles de Guayabal para hablarle sobre un personaje o una historia que aún no ha sido contada.  Aunque su trabajo inició como una referencia de esta memoria local, se fue proyectando también hacia los turistas y visitantes, para narrarles los aspectos más relevantes de Armero y su tragedia.


Ancízar es un sobreviviente de la avalancha, que sucedió cuando era apenas un niño y compartía su vida con otros niños que, como él, sobrevivieron. La revista Armero es el resultado de las investigaciones que Ancízar hace en la búsqueda de su propia memoria y la de sus compañeros. Son muchos los datos que se encuentran en los relatos que recoge la revista: por ejemplo, que  algunas delegaciones deportivas de Armero tenían que trasladarse a eventos en el carro de basura municipal; que allí vivó y sobrevive un deportista fisiculturista que tuvo gran trascendencia en el país; que Jimmy Carter fue un día Armero, como quien va hacer mercado un domingo al pueblo, o que José Barros compuso una canción para Armero llamada “Armero señorial”, pero que al no recibir el pago correspondiente por parte de la municipalidad, se la vendió al municipio de Palmira. 


Como muestra del ejercicio periodístico de Ancízar Giraldo, presentamos uno de los perfiles-relatos incluidos en la revista Armero




Moises López (Moisa)



Fui conductor de un camión Pegaso de los viejos, no recuerdo el modelo pero mantenía pidiendo repuestos a diario. Vivía en la carrera 4 Nº 16-40 del barrio el Morro Liso, al lado del cementerio.  Transportaba sorgo, maní y algodón, generalmente para Manizales. 


Mi niñez la pasé en el río Sabandija, en el charco El Tambor, donde vivía momentos muy alegres en compañía de niños de mi edad. A diario se observaban las filas de personas que querían ir a nadar al río, hacer el sancocho, iban a refrescarse hasta con los perros.  Los  domingos en la tarde salía con mi familia a la heladería Vetulio, a comer combinados de los que vendían en el parque: Avena con jugo de mora, acompañada de una pacha -dos cucas con mantequilla. Más tarde nos reuníamos en el teatro Colombia o el Bolívar, según la película que presentaran. Casi siempre eran de Vicente Fernández, Antonio Aguilar, Bruce Lee, Tarzán o Kalimán, no había mucho para escoger.


Los chinos más grandes se escapaban donde “las muñecas” o “las tarzanas”, y también a “la olla del peludo", donde, según ellos, la pasaban mejor. Pocos días después los veíamos en la droguería Satizabal buscando remedios. 


La mayoría de las compras las realizaba en el supermercado El Ruiz y el almacén Armero, lo mismo que en  el almacén Caperucita Roja. A mi paso miraba el Café Hawai y el bar Cruceiro, donde siempre estaba don Lino López de garitero. 


El día de la avalancha me enviaron con una carga de sorgo para Manizales a las cinco de la tarde y, pasando por Mariquita, frente al río Gualí, como cosa rara me varé, se dañó un empaque de la transmisión. Allí me quedé hasta la diez de la noche, cuando me desvaré y pude seguir, pero al regreso del día siguiente no pude pasar por la creciente del río Gualí. Era impresionante, bajaban los muertos entre piedras, ramas y casas; esto taponó el puente antes de llegar a Mariquita. Supe la realidad de la tragedia. Perdí cuatro tías y dos hermanas.


Entrevista realizada a Moisés López el 26 de junio de  2021 en Armero – Guayabal, donde recientemente falleció.

 


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