Recomendaciones para hablar de decrecimiento



Por Andrés Rómero,  Ernesto Montenegro y Natasha

Considerando los inmensos retos que se avecinan en este sentido, no solo para nuestro gobierno sino para la humanidad entera y considerando el lastre de la costumbre, los comportamientos socialmente desarrollados, las necesidades y los prejuicios heredados por más de un siglo de dependencia de los combustibles fósiles y de décadas en las cuales la “salud” de una economía se ha medido por un indicador de crecimiento anual, nos permitimos realizar las siguientes sugerencias para buscar mayor eficacia comunicativa respecto a los cambios ESTRUCTURALES que se requieren:

Considerar que los mensajes que se envían van a ser recibidos por grupos con intereses heterogéneos y muchas veces contradictorios entre sí. No se espera que el mensaje sea bien recibido por todos los sectores y clases sociales, resulta útil considerar qué reacción se espera de los diferentes grupos a los que impacte la propuesta o les interese el mensaje (incluyendo aquí a la gran prensa y sus dueños). Es importante ahondar y aclarar en los intereses económicos y en la historia de los grupos que se espera se opondrán al mensaje.

Quienes reaccionan en contra del decrecimiento y tratan de poner en contra del mismo a otros grupos sociales son aquellos grupos que ven incrementar su patrimonio anualmente. Para ellos -grandes petroleras por ejemplo que este año reportaron ganancias que superan el PIB de más de la mitad de los países del mundo- es normal que algo como “decrecer” les parezca peor que morir…Sin embargo el patrimonio de la mayor parte de la población no crece todos los años (o sí…preguntémoslo al interlocutor, al periodista asalariado, etc…) Es necesario exponer y tener claros los intereses de cada grupo. Datos sobre quiénes son las empresas, cuánto ganan, qué dejan, cómo están los municipios donde hacen la explotación, sus aguas, etc. Transición no solo energética, sino económica.

Para hablar de decrecimiento es necesario visibilizar los comportamientos que van en el sentido de una economía más equilibrada y sensata con el medio ambiente son aquellos como: Reusar el agua en una casa, no cambiar el celular al menor daño sino mandarlo arreglar, comprar comida a los campesinos cercanos (porque disminuye la huella de carbono), no tirar los zapatos al primer daño sino mandarlos “remontar”, usar transporte público y menos carro individual, usar más bicicleta para ir al trabajo, compartir todo lo que se pueda con quienes lo necesitan, hacer que toda la gente que quiera estudiar pueda hacerlo de manera que comprenda mejor el mundo en vez de insistir en que la educación le enseñe a la gente a comprar y comprar y no reparar lo que se daña. Todos estos comportamientos son parte de un modo de vida que implica decrecimiento en sentido económico.  ¿Quiénes acostumbran llevar adelante estos comportamientos? ¿Los dueños y ejecutivos de las grandes compañías que se asustan del decrecimiento? ¿O las mayorías, el pueblo, los trabajadores, los agricultores y campesinos, los jóvenes de los barrios populares?

En este sentido, es importante resaltar no solamente las implicaciones técnicas sino las implicaciones sociales y económicas. En el caso del “decrecimiento” y la “transición” por ejemplo, relacionar esto con conceptos como “vivir sabroso”. Es imposible vivir sabroso si vivimos en un mundo contaminado. “Hasta que la dignidad se haga costumbre” Una medida de decrecimiento es usar más el transporte público, para que se use más se necesita que sea digno. Para que sea digno se requiere que la medida de su éxito deje de ser la “generación de ganancias” y pase a ser  la generación de bienestar. Si al final de año resulta que las ganancias PRIVADAS del sistema de transporte masivo “decrecieron” puede que no sea una mala noticia…si estos recursos se usaron para aumentar el bienestar del usuario y por lo tanto al incremento de su uso.

Una recomendación general implica no solo insistir en el decrecimiento y la transición como palabras y conceptos sino con hechos. Identificar las tendencias actuales en los comportamientos populares que van en este sentido de decrecimiento y transición energética y potenciarles. Las acciones también hablan por sí mismas.

Palabras clave: sostenibilidad, cobertura y acceso a la energía. Energías para el bienestar social y natural, riqueza compartida y bien distribuida.

  

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