Coral y los fantasmas de la densa niebla


Dibujo: Ana María Pardo


Por: Ana María Pardo P
GRADO 703 - Colegio Ignacio Pescador

En un lluvioso pueblito de la Provincia de Oriente vivía una pequeña niña llamada Coral, algo traviesa pero con una curiosidad más grande que sus locas coletas, todo lo quería saber.
‐¿Mamá por qué el cielo es azul?
‐¿Papá, porque los árboles son tan altos?
Siempre estaba preguntando, ella era así todos los días, queriendo llenar su cabecita de muchas respuestas que le traía la vida.

Pero un día en la mañana, Coral se levantó a tomar agua y de repente vio por la ventana una cosa blanca que cubría todo el pueblo, ella muy asustada creyendo que eran unos fríos y pálidos fantasmas, fue rápida a la habitación de sus padres para contarles, pero ellos estando aún dormidos no le dijeron nada, solamente le contestaron:
‐Ay Coral, déjanos dormir por favor.
Coral se despertaba muy temprano para ver a qué hora llegaban estos fantasmas pero no podía ver nada con la ventana toda empañada. Preocupada le preguntó a su mejor amiga Eliza, tal vez ella sabía lo que eran esas cosas blancas que en las mañanas flotaban  cubriendo todo el pueblo, pero Eliza confundida no le dijo nada, solo levanto sus hombros diciendo:
‐¡Jum!

Coral decidió ir a investigar por su cuenta, se levantó muy temprano en la mañana, se puso sus zapatos, cogió a su conejo de peluche y salió de la casa a investigar. Coral casi no podía ver con todo tan oscuro, pero eso no la detuvo a pesar del miedo tan fuerte que le producía que se le llegasen a aparecer los fantasmas, su gran imaginación empezaba a volar y se preguntaba a sí misma, ¿serán pálidos y fríos? ¿Tendrán largas piernas? ¿Su voz será aguda o grave?

Cuando iba caminando se tropezó con una piedra.  A la pobre Coral le dolía mucho pero alzando la mirada vio todo de color blanco que se movía en un mismo sentido. Coral muy sorprendida pensó que había encontrado los fantasmas, pero lo más raro es qué no tenía aspecto de fantasmas, si no a nubes y sentía que entre más se acercaba a estos, ellos más se alejaban. Pensó, ¿serán algo tímidos? Coral estaba muy confundida pero a la vez contenta de que no eran cosas malas, cuando volvió a su casa sus padres ya estaban despiertos y en cuanto la vieron exclamaron: 
‐¿Dónde estabas Coral? estábamos muy preocupados.
Y Coral les respondió:
‐Solo salí a buscar los fantasmas.
¡Fantasmas! Exclamaron los papas de Coral muy confundidos, en ese mismo momento vieron que Coral tenía una pierna lastimada y la mamá rápido la levanto y corrió con ella hacerle una curación, estando en eso la mamá de Coral le dice:
‐Ahora si explícame bien que hacías afuera tan temprano. Y Coral llorando le dijo, que había salido a investigar que eran esa cosa blanca que aparecían todas las mañanas cubriendo el pueblo, que si acaso no eran fríos y pálidos fantasmas que venían en busca de ayuda.
La mamá de Coral soltó la risa y le dijo:
‐Tú sí que tienes una gran imaginación y curiosidad, eso blanco que ves tras la ventana no es más que una densa niebla.
‐¿Qué es niebla mamá? Empezó Coral a preguntar.
‐Mi pequeña, todo empieza con el ciclo del agua; que es el agua que queda en la superficie de la tierra de nuestro pueblo en estado líquido, y eso blanco que ves flotando es su estado de vapor, que empieza a subir de nuevo al firmamento al salir el sol por acción de la calor, para así convertirse en nubes, para luego volver a caer sobre la tierra en cualquier otra parte en forma de lluvia. Puede ser agua también de ríos, de océanos, la que queda en las tejas de nuestra casa y hasta de los charcos que tanto te gusta saltar, es así como siempre tendremos nubes en el cielo y abra lluvia en toda la tierra y así el agua nunca podrá acabar.

Coral sonrió muy feliz al poder comprender al fin todo, toco su pecho y lanzando un gran suspiro alzo sus brazos y dijo:
‐Gracias al cielo y al ciclo del agua no son fríos y pálidos fantasmas en busca de ayuda.
Por: Ana María Pardo P
GRADO 703

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