CONVOCATORIA: Poema de Mariale sobre la situación que vive Colombia

Mariale O. Luna es artista escénica, cuentera y mimo, bailadora, caminante y terapeuta. Nació en Bacatá y su familia está ligada a Choachí. Se considera una habitante del mundo y hoy reside en Ecuador desde donde nos envía este poema.



Mi pueblo camina las calles con valentía

comunica su hartazgo, con creatividad, hermandad y alegría

con sentido del humor, pancartas, tambores, títeres y danzas

Un anciano desnudo y raquítico, enarbola una bandera

mientras una señora, carga a su hijo sin piernas

Los reclamos son muchos, como muchos son los líderes asesinados,

los jóvenes sin oportunidades,

los trapos rojos en las ventanas,

los niños reclutados a la fuerza, que después son bombardeados.

El silencio de la prensa ante las vidas apagadas

Los altos mandos exigiendo resultados

Los menores fichados como "máquinas de guerra"

Las promesas incumplidas, las ofensas a la tierra.

La minga avanza, insistiendo en la memoria

con palabra certera y olla comunal

defendiendo el territorio sagrado, en su incansable caminar.

Los monumentos de asesinos caen de sus pedestales

se encienden los fuegos de las velatones,

la noche acompaña el llanto por los caídos,

los disparos interrumpen las oraciones,

la oscuridad es aprovechada por los matones.

Odiadores sin alma, obedecen órdenes solapadas

que vocifera un dictadorzuelo en decadencia

los generales atrapados en sus laberintos

ofrecen recompensas

por cada vida que apague la horrible noche,

mientras los muchachos en sus barricadas,

esos a los que el estado les ha negado todo

han sido tan despojados, que ya ni tienen miedo

y prefieren morir protegiendo a los suyos,

que siendo disfrazados con botas al revés

Después de todo en esta lucha desigual

de ñeritos contra goliats,

han comido mejor, que en tantos años de aguantar.

Los tiranos no logran entender;

no conocen el hambre y jamás alguien les ha negado

la atención en un hospital.

Temen perder lo que con sangre han acaparado,

las tierras que con engaños han invadido, sus opulentos banquetes,

edificados sobre fosas comunes,

la creencia ilusoria, de sentirse intocables,

eternamente impunes.

Pero los castillos se derrumban,

y a pesar de los estruendos de sus balas,

en los cantos de la gente, prevalece la verdad.

En las plazas de todo el mundo

suenan cumbias, hay abrazos

Hay corazones encendidos, voces que no callan,

clamores urgentes de paz,

fuegos que acompañan

polleras que se despliegan, sombreros que se agitan,

al son de esa vieja melodía,

que hoy suena a meta, a esperanza, a utopía:

"Colombia, tierra querida, himno de paz y alegría"





                                       

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