Se presenta nueva muerte masiva de abejas en Choachí



A pesar de la reciente prohibición temporal en Colombia de la comercialización de insumos agrícolas que contengan el agrotóxico fipronil (Resolución ICA 092101 del 3/3/2021), en el municipio de Choachí se presentó una nueva muerte masiva de abejas el pasado mes de marzo.  

Este lamentable hecho se suma a otros presentados anteriormente en el municipio, de los cuales se tiene el último registro en julio del año pasado cuando se produjo la muerte de cerca de 80 mil abejas en la Vereda de El Hato. Las evidencias mostraron entonces que este deceso masivo se produjo como consecuencia del uso indiscriminado de plaguicidas como el lorsban, el fipronil o el glifosato en cultivos de papa, tomate, girasol o tomate de árbol.

Lastimosamente el municipio no cuenta con registros oficiales de colapso de colmenas, ni mucho menos con medidas para contener este problema. 

La polinización es considerada un servicio ecosistémico indispensable para la producción de alimentos a escala global, siendo las abejas los polinizadores más importantes y de las cuales depende cerca del 84% de los cultivos comerciales actuales. Por ende, un descenso en el número de polinizadores de manera acelerada atentaría significativamente contra la seguridad y la soberanía alimentaria del mundo, pues se argumenta que sin estos polinizadores diversas comunidades humanas no contarían con al menos dos de los tres alimentos diarios (Pantoja et al., 2014 y WWF, 2014).

Por esta razón Albert Einstein afirmó que si las abejas desaparecieran de la tierra a los humanos nos quedarían 4 años de existencia.

En Colombia se han reportado pérdidas de colmenas por intoxicación con agrotóxicos en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Santander y Magdalena, con una pérdida anual de 10.500 colmenas en el país, sin embargo, aún no se cuenta con cifras oficiales. Cada una de estas colmenas puede contar con un promedio de 75.000 individuos, por lo cual se estima una muerte de aproximadamente 200 millones de abejas al año en Colombia.

Se ha encontrado que dentro de los factores causantes de la muerte de las abejas se encuentra el uso extensivo e indiscriminado de plaguicidas el fipronil (regent), clorpirifos (lorsban), thiametoxam, imidacloprid, clothianidin, spinosad, lambda-cyalotrina; herbicidas como el glifosato o la simazina y fungicidas como miclobutanil son ampliamente utilizados para combatir todo tipo de “plagas, enfermedades o malezas”. Diversos estudios científicos demuestran la alta toxicidad de todos los plaguicidas anteriormente mencionados, con efectos adversos en las abejas sobre sus funciones cognitivas, reproductivas, motoras y de coordinación (Martin-Culma & Arenas-Suárez, 2018).

Los pesticidas aplicados en los diversos cultivos quedan acumulados en los recursos florales, los cuales son posteriormente ingeridos o colectados por las abejas. Los principales efectos adversos que se evidencian en ellas son: una alta mortalidad de larvas; una pérdida de movimiento que desencadena parálisis y convulsiones; una alteración en las funciones de aprendizaje y memoria, por lo cual se dificulta el regreso de las abejas a las colmenas; un aumento de la susceptibilidad a parásitos y patógenos; aumento de la hipersensibilidad a otros pesticidas, entre otros  (Martin-Culma & Arenas-Suárez, 2018). 

Tras la denuncia sucesiva del colapso de las colmenas, diversos países del mundo han regulado el uso de plaguicidas altamente tóxicos para las abejas. La reciente prohibición temporal en Colombia de la comercialización de insumos agrícolas que contengan el agrotóxico fipronil es un pequeño paso de un proceso más amplio que debe llevarnos a transformar las formas tradicionales de hacer agricultura en nuestro municipio. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha reconocido en la agroecología una herramienta potencial para la conservación de los polinizadores, en especial de las abejas, instando a un accionar que sobrepase las palabras de lamento y preocupación por la muerte masiva de las mismas. Adicionalmente, diversos estudios muestran cómo las prácticas empleadas en la agroecología permiten una mayor diversidad y riqueza de especies de abejas asociados a los sistemas productivos, generando también un aumento en la productividad de los mismos.

Resulta imperante una intervención a nivel ecológico, agronómico y político, que permita una verdadera concientización del riesgo que implica el declive de los polinizadores, mediante la implementación de políticas que regulen los diversos factores propuestos, principalmente el uso indiscriminado de plaguicidas, así como el estímulo a la producción apícola, agroecológica y todos los tipos de producción sustentable. Es momento de priorizar la vida sobre el lucro y llegar a un nivel de conciencia que supere los límites humanos y trascienda a cada uno de los seres de los cuales dependemos como humanidad.

Nota: Si usted tiene información sobre casos similares en enjambres en la región por favor escribir a los correos: catrivinoc@unal.edu.co, amquirogaa@unal.edu.co 


Bibliografía


BBC. (2019). Por qué han muerto 500 millones de abejas en Brasil en solo 3 meses

Hunt, G. (2003). Protecting Honey Bees for Pesticides. Purdue University, Cooperative Extension Service.

Kessler, S. C., Tiedeken, E. J., Simcock, K. L., Derveau, S., Mitchell, J., Softley, S., ... & Wright, G. A. (2015). Bees prefer foods containing neonicotinoid pesticides. Nature, 521(7550), 74-76.

Klein, S., Cabirol, A., Devaud, J. M., Barron, A. B., & Lihoreau, M. (2017). Why bees are so vulnerable to environmental stressors. Trends in ecology & evolution, 32(4), 268-278.

Martin-Culma, N. Y., & Arenas-Suárez, N. E. (2018). Daño colateral en abejas por la exposición a pesticidas de uso agrícola. Entramado, 14(1), 232-240.

Nates Parra, G. (2016). Iniciativa Colombiana de Polinizadores Capítulo Abejas.

https://extension.entm.purdue.edu/publications/E-53.pdf


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