Lo barato sale caro

 


Por Jerónimo Castillo

Uno de los principales problemas que ha traído esta pandemia y del que casi nadie habla es el aumento en la concentración de la riqueza.

Como lo registra un analista en el portal del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), con toda esta situación generada por el Covid SARS -19, las cincuenta personas más ricas del mundo han aumentado su riqueza por ingresos en una cantidad que se asemeja al Producto Interno Bruto de un país como Argentina. Hace dos años la Biblioteca de la Cámara de los Comunes en Inglaterra señalaba que para el año 2030, de ir las cosas como van, el 1% de la población, o sea ese grupo selecto en donde se encuentran las personas más ricas del mundo, serían los propietarios del 64% de la riqueza mundial. La pandemia no ha hecho más que acelerar esta tendencia.

Los ricos se hacen más ricos

Desde hace unos años se han venido instalando en el país unos supermercados de bajo costo, propiedad en muchos casos de las fortunas tradicionales colombianas. Estos almacenes crearon un modelo de economía basado en sus precios bajos, ya que su mercancía mayoritariamente es importada. Lentamente estos locales han comenzado a acabar con la competencia directa, las tiendas de barrio. El caso de la cadena D1 es el ejemplo perfecto. Su accionista mayoritario es Valorem, reconocida empresa en manos de los Santodomingo, una familia barranquillera que gracias a su riqueza ha conseguido emparentarse con la aristocracia del Principado de Mónaco.

Dueños de los medios de comunicación (El Espectador, Caracol TV) y líderes del negocio de la cerveza (Cerveza Águila) los Santodomingo hicieron una fortuna en Colombia y hoy poseen negocios y distintas empresas en todo el mundo. Por eso, es muy válido pensar que todo lo que produzca el D1 acaba saliendo del país y en muy poco o en nada, favorece a la industria, la mediana empresa y en general las familias de los municipios.

Fómeque, Ubaque, Choachí y Cáqueza, en la región de oriente, no han quedado por fuera de esta expansión de los supermercados de bajo costo e inclusive en la celebración de los 560 años del municipio de Choachí se instaló en el centro del casco urbano uno de estos almacenes y fueron notables las filas a la espera de entrar y conocer el nuevo supermercado. Lo que ahora parece una excelente noticia y los ciudadanos de estos municipios del Oriente de Cundinamarca celebran, a la larga puede traer efectos negativos sobre la economía local.

El fin de la tienda conlleva a la destrucción del tendero. Genera desempleo a varias familias. En Colombia, según el portal Tienda Registrada, en el 2019 estaban matriculados 266.000 supermercados, lo que representaba el 52% de la economía de consumo masivo del país. Para agosto de este año, los almacenes D1 inauguraron su tienda 1500 y la expansión continúa, pues el modelo es ubicarse en todo el país hasta conseguir controlar la totalidad del mercado de las tiendas. Una vez consigan este objetivo podrán disponer del precio que consideren, pues lo que oculta este método es que conlleva a un monopolio comercial amparado en la importación masiva de productos básicos de la canasta familiar.

Al momento es difícil establecer los impactos del D1 en la economía del municipio, pero en su primer mes se ha observado que a los propietarios de los locales tradicionales de comercio en el municipio: Cruz, Rindemax de don Ruperto, el Almácen de Cifuentes, la carnicería de Jorge, por solo mencionar algunos, les ha forzado a evolucionar. La presencia de D1 los impulso a mejorar el servicio, ampliar su gama de productos y profundizar en aspectos que contribuyan a tener un mercado diverso en el municipio. Para ello, los cursos y asesorías que ofrece la Cámara de Comercio de Bogotá a la cual pertenece la circunscripción de Choachí podrían ser una buena herramienta.

Ahora bien, ¿Qué pasará con los campesinos y pequeños transformadores de los productos tradicionales? Por ahora es un misterio, lo cierto es que las plazas de mercado, con cada vez menos públicos, continúan siendo la solución y la forma más justa de adquirir directamente de los productores los alimentos. En Choachí, la Plaza de Mercado que está construyéndose y se espera inaugurar en mayo de 2021 debe promover mejoras también en la forma de presentar sus productos o resaltar los valores sobre la producción campesina.

Como consumidores debemos entender que lo barato sale caro. Comprar productos a un supermercado de bajo costo contribuye a la destrucción del tendero local a la diversidad de productos y de precios que nos permite escoger entre una tienda u otra. La calidad de la carne o las verduras de nuestro municipio puede verse afectada en aras de la competencia. Así como las leyes de colombianas protegen la libertad de empresa, estas deberían también castigar con severidad a los monopolios que concentran la riqueza. Eso nos empobrece no solo económicamente sino moralmente. Por eso, antes de hacer una compra, recuerde que como consumidor puede proteger la diversidad del mercado en su municipio y la desconcentración de la riqueza. Consuma local.


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