La muerte de Maradona y la efímera resurrección del periodismo deportivo



Por Andrés Mauricio Romero Buitrago.

Luego de meses de cuarentena y medidas restrictivas respecto de las aglomeraciones la mafia futbolística languidecía…

No hablamos del fútbol específicamente sino de la caterva de carroñeros que se alimenta del espectáculo convertido en circo: Los mafiosos dueños de los clubes que lavan miles de dólares por allí y también los periodistas deportivos, gentuza despreciable que critica o endiosa a los jugadores, a los clubes y a los técnicos y nunca se implica en el deporte, ni lo juega, ni lo siente y jamás suda.

Sin embargo este modo de vida agoniza, agoniza porque mientras los hinchas no puedan colmar los estadios la fuerza vital del espectáculo se pierde. Bien es cierto que los partidos se pueden jugar a puerta cerrada y transmitirse a través de la televisión, sin embargo la energía electrizante de miles de humanos deseando, temiendo, amando y extasiándose de manera sincronizada ya no está presente y ver un partido sin espectadores resulta una experiencia más o menos desabrida.

Los atroces mal vivientes del fútbol lo saben y luego de meses y meses de rebuscar tonterías qué transmitir en los noticieros para tratar de no morir, como el cumpleaños de Falcao García, el nuevo corte de pelo de James Rodríguez, la nueva crema dental de Suárez o sugerencias sobre dónde ver en televisión tal o cual partido seguramente pensaron que necesitaban algún hecho impactante que les permitiera seguir vigentes. 

Y sabían que ningún hecho propiamente futbolístico les serviría, debía tratarse de algo que generara mucho drama, conmoción y morbo.

Por ello no resulta descabellado pensar que personas como estas, analizando el contexto, el ritmo de los tiempos y la duración de las cuarentenas hayan considerado que la muerte de Maradona era lo mejor que podía sucederle…no al fútbol…sino a ellos. Es decir, la muerte del Diego vendría como anillo al dedo al decadente y oscuro negocio que creció como el moho alrededor del buen pan que es el fútbol como deporte.

El momento resultó ser el más oportuno. A unos cuantos meses de lograr alguna solución que genere tranquilidad a la población respecto a la COVID-19 (la llegada de la vacuna) seguramente consideraron que se requería un último cartucho de alto calibre que reavivara el interés en el morbo futbolístico y con este gancho atrapar de nuevo al público para que aguantara los últimos meses hasta que se reabrieran los estadios…

Sin embargo es necesario considerar algunas cosas adicionales. ¿Por qué un ídolo del fútbol? ¿Por qué no otro deporte como el baseball, el baloncesto, el ajedrez?

La respuesta es sencilla: Ninguno de estos otros deportes es universal, ninguno tiene ídolos reconocidos en el planeta entero por lo que la muerte de un futbolista resultaba ser la medida más eficiente para lograr el objetivo, con sólo una figura se podría promover la conmoción a todo el mundo.

En ese orden de ideas, ¿Por qué Maradona? ¿Por qué no Pelé? Pelé es uno de los más grandes de todos los tiempos, aún más venerable que el mismo Maradona.

La respuesta también es sencilla: Porque la muerte de Pelé será sobria, porque las honras fúnebres de Pelé serán perfectamente asimilables a las de un jefe de Estado, porque Pelé es pura diplomacia. La muerte de Pelé no será muy apetecible por las mafias periodísticas del fútbol porque no generará morbo y muy pronto se agotarán los temas de qué hablar.

En su lugar Maradona resultaba mucho más útil. Diego era (y será) al mismo tiempo diva y mártir, un santo borracho y loco, zurdo de la política, admirablemente defectuoso y genial futbolista con una vida contradictoria que permitirá escribir capítulos y capítulos de una novela que a su tiempo -y en virtud del carácter nacional argentino- se convertirá en libro sagrado y gracias a que cada capítulo estará plagado de afirmaciones que se oponen unas a otras se mantendrá vigente por los siglos de los siglos, de la misma forma como se mantiene vigente la biblia.

Por eso no es descabellado pensar que toda la mafia futbolística del planeta, periodistas y comentaristas “deportivos” incluidos hayan considerado que la muerte del Diego resultara muy conveniente en este momento.

Y ávidos como estaban y tal vez preparados…van a tener Maradona (muerto) por los siguientes meses esperando que así puedan salvar su negocio. Van a exprimir hasta el último detalle de la vida del Diego, cada escándalo, cada gesto sublime, cada metida de pata, cada caridad, cada soberbia, cada video, cada rumor, cada faceta…nada quedará sin sacarle todo el jugo…para así tratar de llegar, raquíticos pero vivos a la reapertura de los estadios. 

Sin embargo, por más impactante que haya sido el hecho para muchos aficionado ya la humanidad no será la misma. No sabremos si será peor o mejor…pero definitivamente no será la misma y los comentaristas “deportivos” asistirán perplejos a una realidad que no lograrán encuadrar en su mediocre campo visual.



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