Alarmante ola de perros envenenados en Choachí

El patrón parece ser el mismo, comida envenenada que dejan en el camino o introducen por entre las rejas y puertas de las casas. De esta forma selectiva y cada vez más preocupante se vienen reportando  un ataque sistemático contra los perros del casco urbano y zonas rurales de Choachí. 


El llamado de auxilio de una mujer que denunciaba un caso de envenenamiento a sus dos perros esta semana se volvió viral.  La protagonista es Ana Margarita Forero, residente en Choachí desde hace cuatro años. Según relató a EL SIRIRÍ, en el día miércoles, probablemente un desconocido al pasar por su casa, ubicada en la vereda Resguardo, dejó a sus perros una hamburguesa con una sustancia desconocida. Orea, una perra criolla rescatada de páramo por una pareja de amigos y que está próxima a cumplir tres años y Negro, de diez años, que ha estado muy enfermo en los últimos meses, comieron y cayeron enfermos. 

Negro y Orea, los perros que resultaron víctimas de un veneno esta semana. Archivo particular.

Ana Margarita notó muy pronto que sus perros estaban muy intranquilos y temblaban. "Ninguno quería quedarse quieto, pero tampoco podían sentarse, así que me di cuenta que estaban envenenados", dice. De inmediato llamó a la veterinaria, y esta le recomendó llamar a la Umata, pero nadie contestó. Desesperada buscó la la solidaridad de los habitantes del municipio y por medio de las redes sociales el llamado se viralizó y con su historia se encendieron las alarmas del maltrato animal en el municipio

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Según la policía en lo que va corrido del año se han reportado siete denuncias por envenenamiento a animales domésticos, aunque según varios testimonios consultados, el maltrato animal es una práctica silenciosa que desde hace un buen tiempo sacude al municipio. Según evidenciamos muchas estas situaciones no son denunciadas e inclusive la ciudadanía consultada comentó que debería incluirse en la página oficial de la policía, donde no existe una casilla para denunciar casos de envenenamiento de animales. 

El 26 de agosto la Alcaldía de Choachí lanzó por redes sociales una campaña contra el del maltrato animal, e inclusive anunció una recompensa de un millón de pesos, pero hasta la fecha nadie ha denunciado.


¿Qué esta sucediendo? La matanza de animales es una práctica repudiable y penalizada por la ley.  Si bien Orea y Negro, lograron salvar sus vidas, aún se desconoce que consecuencias traerá en su salud, sobre todo en Negro, que es de edad avanzada y posee varias dolencias. Los animales que sufren intoxicación por sustancia venenosa suelen quedar con secuelas y trastornos irreparables. 

Como le sucedió a Alba Suárez, también vecina de Choachí, quien ha querido compartir por este medio su testimonio y dar a conocer el mal que producen estas acciones para los animales y para los seres humanos, muchos de ellos niños quienes comparten con sus mascotas.

 



"El 18 de julio  en las horas en la mañana subí al patio donde tenia mis cuatro perros, no noté nada extraño, los alimentamos y yo saqué una de las perras (Bianca) para llevarla hasta la finca; allí vomitó y empecé a notarla aturdida y aparentemente ciega. Regresé muy rápido al pueblo donde la veterinaria dictaminó envenenamiento por organofosforados. Seguidamente, fui por los otros tres perros y estaban peor, aturdidos, no podían caminar, tenían las pupilas dilatadas, excesiva salivación, maullaban de  dolor y se metían debajo de las cosas para esconderse. Instantemente, la veterinaria inició el proceso de atender a los otros animales. 



Por dos días mi casa se convirtió en una sala de emergencias. Todos los animales estaban en estado crítico, solamente Bianca mostró una evolución pronta, los demás tuvimos que mantenerlos canalizados con suero y medicamentos (anticolinérgico, protector gástrico y medicamento para el dolor), todo esto fue demasiado doloroso. Les producía taquicardia y posteriormente entraban en letargo. Finalmente, dos de los perros no lograron evolucionar y fallecieron. 


Posteriormente, el 25 de agosto al final de la tarde, venia con mi papá de regreso al pueblo por el camino real  que queda arriba Amador Amaya, cuando Bianca, se adelantó a la altura de la quebrada y se puso a comer algo debajo de unos troncos, la espanté pero ella ya había alcanzado a comer, instantáneamente la perra empezó a tambalearse y atropelló a mi papá haciéndolo caer, unos metros adelante la perra se fue al piso y convulsionó, no tenía ningún control sobre sus movimientos ni sobre sus esfínteres y tenía salivación excesiva, el efecto del veneno fue instantáneo. 

Con toda brevedad la perra fue llevada a la veterinaría donde atendieron la urgencia,  ya pensando que el animal estaba fuera de peligro regresamos a la casa, pero en la madrugada todo empeoró, la perra tenía convulsiones, abundante babeo y temblores, siendo necesario canularla y aplicar más dosis de medicamentos. Pero su situación se fue haciendo mas critica los siguientes días, se evidenció neumonía, con edema pulmonar, inestabilidad en sus palpitaciones y parálisis en laringe lo que la imposibilitaba de tomar alimentos o pasar líquidos. Al cuarto día y con las restricciones de movilidad por la pandemia, decidimos llevarla a Bogotá para hacerle exámenes y decidir sobre qué camino tomar. En los exámenes se evidencio el compromiso pulmonar e inflamación en la zona de la laringe; los veterinarios indicaron que posiblemente el veneno había producido un bloqueo neuronal en su sistema respiratorio y su recomendación fue hospitalizarla para colocarle una sonda y poder alimentarla o aplicarle eutanasía y dejarla descansar pues sin recibir alimento no podría darse evolución positiva. Infelizmente, hasta ese punto yo ya había agotado mis recursos y no podía asumir la hospitalización, pero yo notaba su voluntad de comer y sus ganas de vivir, con la ayuda de la veterinaria decidimos buscar métodos para hacer alimentación intravenosa y darle un par de días con tratamientos caseros. Lo cual terminó dando frutos positivos y hoy en día Bianca continua con nosotros a pesar de  haber sufrido dos envenenamientos en un mes. 

Mis cuatro mascotas eran perros en situación de vulnerabilidad que con mi papá adoptamos con la convicción de aún con limitaciones económicas poderles dar un buen hogar, inclusive Bianca de 8 años, con apenas unos tres meses fue abandonada por la vía a Bogotá. Chaplin de 6 años, ya había sobrevivido en un envenenamiento dentro de la casa hace aprox 5 años.  Luna tenía 16 años y William 13 años, a pesar de su  avanzada edades estaban en muy buenas condiciones y recibían los cuidados propios de su edad y de sus enfermedades, habrían podido acompañarnos por mucho tiempo.  

Sobre los dos casos, aunque aislados considero que obedecen al mismo móvil, vecinos intolerantes que no soportan la presencia o el ruido de los perros y que de forma cobarde actúan sin conciencia del daño y el dolor que causan. En el caso del envenenamiento dentro del patio de mi casa, siento mucha vulnerabilidad porque fue un ataque directo y especifico a mi propiedad y a mis animales. 

Yo pido a las personas responsables de estos delitos que usen las vías legales para reclamar si en algún momento la tenencia de mis mascotas ha vulnerado su tranquilidad. Y que se abstenga de incurrir en delitos repudiables por la ley, la comunidad y la moral. 

El dolor y las pérdidas económicas dejadas por estos dos incidentes, además de la necesidad de obtener justicia me llevo a dar entablar las debidas denuncias frente a la Fiscalía General de la Nación por intermedio del comando de policía". 

¿Porqué? Se pregunta Ana María. Se me ocurre es que los han envenenado para entrar a robar y me siento en una expectativa desagradable de lo que puede pasar. Teme por sus seguridad y esta muy afectada por todo esto.

Si usted conoce o ha sido víctima de un envenenamiento de perros. Denuncie. 



 






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