Sobre Corabastos y la emergencia sanitaria por el Covid 19

Foto A media Cuadra

Por Edgar Suárez F - El sirirí*

Hoy que dada la emergencia del Covid 19 se ponen los ojos en Corabastos y se determinan políticas para la central de mercadeo, buscando no solo mitigar el contagio de la zona sino que dicha Central no se convierta en un foco de contagio regional dado el alto tránsito de campesinos, comerciantes y transportadores de la región central del país, es necesario entender que las dinámicas de Corabastos no se limitan a la actividad intramuros y su función de mercadeo de productos agropecuarios para una parte importante de la población del país.

Corabastos generó un proceso de poblamiento en el sur occidente de la ciudad que incluso trasciende a la localidad de Kennedy. Los barrios que lo circundan fueron auto construidos a partir de loteo ilegal y habitados por población migrante del país y la ciudad, que ha buscado en la actividad comercial de la central un modo de vida o una actividad de rebusque para sus familias. Con la agudización del conflicto armado y la emergencia de mercados ilícitos, dicho territorio se siguió copando con población desplazada de varios lugares del país hasta consolidarse hacia finales del pasado siglo como el lugar más densamente poblado del país y uno de los más densamente poblados de América Latina. A tal punto ha llegado su influencia en el territorio, que transformó el paisaje de esta localidad, la segunda más poblada de la ciudad, dividiéndola en dos. Corabastos es el punto de inflexión entre un proyecto de ciudad planificada que buscaba consolidar barrios para población trabajadora y barrios de auto construcción que históricamente han tenido un alto déficit en dotación de servicios públicos y sociales y en el que habita la diversidad de clases populares provenientes de todo el país, y en los últimos años, también de Venezuela.

Son múltiples los mercados que conviven y se alimentan de Corabastos, así como son múltiples las interacciones sociales que la Central genera en el territorio. Allí conviven los vendedores de líchigo, que revenden para población productos agropecuarios en las inmediaciones de la plaza, o los miles de recicladores y coroteros (vendedores de cachivaches obtenidos en la basura) o bodegueros que operan el mayor mercado de reciclaje de la ciudad, pequeños transportadores de carretas movidas con la fuerza humana, cientos de bicitaxistas que mueven la población del territorio, vendedores de repuestos callejeros, talleres de reparación, no solo para los camiones que transportan mercancías, sino para los bicitaxis o los mismas carretas usadas por vendedores y comerciantes. Allí también hay pequeñas industrias y negocios que proveen a la Central de Corabastos de elementos para su operación, empaques de madera o canastillas de plástico, lavaderos de papa, bodegas, venta y fabricación de insumos para producción agropecuaria; operados por miles de trabajadores, que al igual que los demás trabajadores de la zona, viven del día a día y, que incluso, están sometidos a formas de crédito ilegal que confina y deteriora sus ingresos y su bienestar. La mayoría de trabajadores de todos estos sectores, tienen como lugar de residencia, estos mismos barrios circundantes, que al día de hoy presentan un alto contagio de Covid 19 y están declarados por la Alcaldía Distrital como zona en alerta naranja.

Población con SISBEN 1 a 3 vs. estrato socio-económico Atlas de salud pública de la localidad de Kennedy (2015)

En el territorio de Corabastos también operan y se centralizan mercados de carácter ilícito, tal como el mercado de sustancias psicoactivas o el mercado de armas, productos adulterados, contrabando, prostitución ilegal, entre otros, además de haber sido y ser territorio de operación grupos armados, estos mercados interactúan con mercados legales y formales, aumentando el tránsito de población en la zona.

Según testimonios recogidos a los trabajadores que hacen uso de la calle, el aumento de la oferta laboral (número de trabajadores dispuestos en la zona) , vinculada a la crisis económica y la alta migración de población venezolana, ha generado una disminución significativa del ingreso proveniente del trabajo, en casi un tercio de lo que estaban acostumbrados a ganar, siendo esta reducción mayor para la gran cantidad de inmigrantes y trabajadores provenientes de Venezuela, que apenas obtienen dos terceras partes de lo que recibe un trabajador colombiano por hacer un mismo trabajo.

Así, la emergencia sanitaria y económica a la que está sometida la población de barrios circundantes como Maria Paz o el mismo Patio Bonito, precede a la crisis generada por la aparición del Covid 19 en el territorio y requiere, por tanto, de políticas más integrales, que afecten de manera directa la seguridad alimentaria de las familias, la atención en salud , la recolección y manejo de basuras y el acompañamiento para los centenares de miles de habitantes tanto de Kennedy como de Bosa, que de algún modo u otro, mantienen una relación con la actividad de Corabastos.

De no ser así, las políticas tomadas para mitigar el Covid 19 en la Central de Corabastos, no pasarán de ser paños de agua fría para enfrentar una emergencia que se tormará las calles de la zona y se irradiará a zonas campesinas del país que ya han empezado a sentir las consecuencias de la epidemia en su población. Es tiempo de que el Gobierno Nacional y el gobierno Distrital empiecen a pagar la deuda social generada durante décadas en este territorio, a menos de que quieran como resultado irreversibles el escalamiento de la enfermedad y la muerte para una población vulnerable, que, aunque crean invisible, es fundamental para el desarrollo vital, social y económico del país.

Economista, periodista comunitario, investigador GSEID-UN.

(1) Trabajadores de la economía popular en la Avenida de los Muiscas y barrios circundantes

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