Tres tradiciones electoreras

Cada cuatro años resurgen las pasiones y la contienda electoral se convierte en un excelente oportunidad para la exhibición de algunas prácticas que ya hacen parte de nuestra cultura.

1. El pabellón de los quemados


En la esquina conocida como Punto Uno, más exactamente en la carnicería La Fina, se ha vuelto ya una costumbre encontrar por esta época la colección completa de todos los candidatos a la Alcaldía y el Concejo, colocados de forma ordenada para información de los paseantes.

El lugar llama la atención porque se expone el material electoral a la vista del público y además, porque desde el 28 de octubre, cuando se conocen los resultados, sus propietarios se encargan de prender fuego a las tarjetas de quienes perdieron, o popularmente, "se quemaron".

De esta forma, los habitantes de Choachí le denominan con jocosidad a esta pared como el Pabellón de los Quemados, pues hasta allí llegan en los días posteriores a elecciones todas las personas que tienen duda sobre si su candidato pasó o perdió en las elecciones.





2. Publicidad en los carros

Las épocas de los afiches que se adherían a las ventanas de las casas con los candidatos han quedado atrás y por estos días son comunes encontrar autos ostentando publicidad de los candidatos políticos. La ley prohíbe este tipo de publicidad solamente para los vehículos que prestan un servicio público, para los autos particulares existen en el mercado vinilos microperforados que cuestan en el mercado el metro desde cincuenta mil pesos en adelante. También existen calcomanías y afiches, que son hoy muy comunes para apoyar al político de su predilección.

  


 


3. Las apuestas

Aunque no son muy publicitadas y existen muy pocos detalles de los montos de dinero que están en juego durante las elecciones, las apuestas de dinero son una costumbre en cierto sector de la sociedad. Según testimonios de personas que conocen muy de cerca esta práctica, las apuestas de dinero por políticos es una tradición que se originó en Fómeque hace ya muchos años. Existen casos de personas que por ir a un candidato han perdido fincas, automóviles, ganado y joyas.





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