Corabastos, vivir y trabajar al filo del riesgo








Edgar Suárez Forero
GSEID-UN

A un año de la intervención policial de la Alcaldía de Bogotá en las calles aledañas a Corabastos

Es sábado en la Avenida de los Muiscas, o como es conocida, calle 38, en la localidad de Kennedy. A la altura de Corabastos, frente a la Plaza de las flores, los vendedores llenan los andenes en ambos costados y parte de la vía, la cual queda reducida a un carril para uso vehicular, carril que se mantiene trancado, pues más allá de los autos que se detienen, hay carretas de recicladores, bicitaxis y peatones que hacen más lento el tránsito. Frutas en cosecha, hortalizas, pomadas hechas con baba de caracol, toallas, tinto, cigarrillos, fritanga, la prensa roja, bolsas para el mercado o la basura, son algunos de los productos que se encuentran en la esquina del CAI de Corabastos. Estos vendedores son mujeres y hombres, en su mayoría personas mayores, que ofrecen sus productos bajo sol del medio día.

A medida que se avanza calle adentro, se encuentran vendedores de líchigo, personas que llegan muy de madrugada a Corabastos para buscar entre lo que botan los comerciantes y los precios bajos de los productos en cosecha, lo que venderán en el día o en la semana. “Esto se pone cada vez más difícil, cada vez llega más gente”, dice uno de los vendedores y agrega que Corabastos es el lugar del rebusque y que por eso todos llegan ahí. Este vendedor ha notado como familias enteras, algunas de venezolanos, llegan a buscar entre los residuos la comida del día y ha notado como a pesar de la presencia policial, la delincuencia y la inseguridad siguen creciendo, según él, estos son efectos generados por el operativo de desalojo de hace un año que realizó la alcaldía de Bogotá “desordenó lo que había y esparció los problemas de la 38 a los barrios”. Luego de que el vendedor recoge las cajas de cebollas y limones, encarga a un joven de guardar la mercancia en la bodega. Minutos más tarde, a un par de calles de allí, en la cuadra en la que vive, el vendedor nos cuenta que el joven al que dejó encargadas las cajas es un ladrón de la zona, pero que también hace este tipo de labores. Un hombre que tiene un negocio de comercio en el barrio Maria Paz, y que escuchaba la conversación, interviene diciendo que por suerte los ladrones respetan los negocios del barrio.

Siguiendo la ruta por la 38, al llegar a la puerta siete y ocho de Corabastos, cambian los productos para la venta, ahora son recicladores los que llenan los andenes, por un lado llevan material a las bodegas y por otro tienden sus corotos o cachivaches, venden lo que para algunos fue basura pero para otros es reutilizable, ropa, herramientas, libros, películas, repuestos, juguetes. En la esquina de la calle conocida como el Cartuchito, pasa corriendo reiteradamente una banda de jóvenes ladrones armados con cuchillo que roban a los conductores de camiones y carros que pasan con la ventana abierta en medio del trancón y el tumulto. Cada tres minutos se repite la escena. Un conductor para evitar el atraco da reversa bruscamente a su camión y pasa su llanta por encima del pie de un ladrón, tal vez el menor de todos, el cual sale cojeando y quejándose dando vuelta en la esquina. A este conductor apenas lograron robarle una bolsa en la que llevaba algunas frutas. No todos corren con la misma suerte. Un atracador intenta robar a un transeunte, pero éste le dice que ladrón no roba a ladrón y le saca un cuchillo del mismo calibre, se lanzan cuchilladas y van entrando en la calle mientras los fisgones aparecen para mirar la pelea, la cual es detenida por un par de policías que en moto llegan al lugar. “Mijo esto nunca había estado así” dice una recicladora y vendedora de corotos que ha trabajado en la zona por casi dos décadas. Recuerda que han vivido situaciones difíciles pero aclara que ninguna de ellas ha sido tan complicada como la presente, “ Eso que usted acaba de ver es de todos los días” dice ,y cuenta su deseo de irse con su familia de ese lugar, concibe que vivir y trabajar allí ha sido un error, aunque advierte que no se han tenido muchas alternativas. Un reciclador que lleva material a una bodega del barrio vecino, cuenta que como ésta, hay otra dos bandas de ladrones que hacen presencia en el sector y que una de ellas está conformada por venezolanos. Testimonio que coincide con el del vendedor de líchigo con el que se había hablado anteriormente. A la vuelta de la esquina el ladrón que fue atropellado llora desconsoladamente tomándose el pie, una vendedora de comida trata de asistirlo.

La upz Corabastos es tal vez el lugar más riesgoso para vivir y trabajar de la ciudad. En la localidad de Kennedy, según reportes de la Secretaría de Seguridad del presente año, el homicidio, las lesiones personales y el hurto a personas, principales indicadores de seguridad ciudadana, se han incrementado por encima de la media de la ciudad en el último año, manteniéndose Corabastos, según mapa emitido por la misma Secretaría, como el foco de criminalidad de la localidad y el sur de la ciudad.

Mapa Concentración de homicidios enero -julio 2018, Secretaría de seguridad y convivencia de Bogota, boletín julio 2018

Si observamos el contexto desde un espectro más amplio, la inseguridad es solo uno de los riesgos que viven los habitantes y trabajadores de este territorio. En la encuesta multipropósito realizada por el Dane y publicada el pasado mes de julio, en su item Viviendas cercanas a lugares o establecimientos que pueden causar afectación, según UPZ, Corabastos tiene los más altos porcentajes de viviendas cercanas a establecimientos y lugares como bares o prostíbulos, plazas de mercado o mataderos, fábricas o industrias, lotes baldíos o sitios oscuros y peligrosos, tiene el mayor porcentaje de viviendas cercanas a expendios de droga de la ciudad y el segundo mayor en basureros o botaderos de basura, después de la UPZ Comuneros en la localidad de Usme.

Basuras el frente de la puerta 6 de Corabastos


Este es uno de los problemas más sentidos del lugar, Pues más allá de la comercialización de residuos para su reciclaje o reutilización, la basura parece crecer en cada rincón del camino. Cerca de la puerta seis de Corabastos el suelo está cubierto de basura, sobre ella caminan habitantes de calle y consumidores de sustancias psicoactivas. En días anteriores, en reunión realizada entre instituciones públicas, entidades privadas y comunidad del barrio María Paz tratando el tema del manejo de residuos sólidos, el operador encargado de la recolección y barrido de estos residuos en el sector, Ciudad Limpia, le explicaba a la comunidad mediante videos recogidos en un sitio de acumulación de basuras, como, dada la cantidad de residuos generados, no era posible mantener limpio ciertos lugares de los barrios, pues ni aumentando la frecuencia de recolección podrían atender el problema. Ante la sugerencia por parte de la comunidad de poner contenedores de basura en estos lugares, el operador aclara que no hay contenedor que pueda manejar las proporciones de residuos generados.




Luego de pasar por la Central de Corabastos, por la 38, continúan a ambos lado de la vía, sobre los andenes, vendedores de corotos y tumultos de compradores y transeúntes, más allá hay establecimientos comerciales de venta de herramientas ya usadas o baratijas importadas y un número significativo de casinos, bares y lugares destinados a la prostitución. Este es el paisaje de cerca de tres cuadras antes de llegar a la esquina de la virgen, donde la 38 se encuentra con la Avenida Ciudad de Cali, una avenida que en este lugar tiene un alto tránsito de bicitaxis que han sido adaptados con motores de combustión, vehículos de carga, automóviles y buses articulados de Transmilenio, lo que deteriora la calidad del aire, aumentando la contaminación de la localidad, que según el monitoreo de la Secretaría de medio ambiente ( ver mapa tomado el 3 de septiembre) y el informe de calidad del aire del Ministerio de medio ambiente y el Ideam, es uno de los lugares con el aire más contaminado de la ciudad y del país.





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