Amasijos chiguanos, fortaleciendo la economía local.

Preparación de pan en la vereda La Victoria


Por Marcela Guerrero Capacho

Cuándo se hace referencia a Choachi,  las personas piensan en tres cosas, termales, páramo y amasijos. Y es que sin duda el turismo representa un importante papel en la economía local, pero no se queda atrás el sector gastronómico. En este campo, los amasijos son sin duda un importante factor de la economía chiguana, no solo por las ventas que representan, sino por los ahorros que significan en las economías domesticas, gracias a la tradición que existe en cada casa campesina de amasar sus propios panes.  En gran parte de las casas de la zona rural subsisten como tradición los hornos de leña que son prendidos cada 8 o 15 días por las familias reunidas para amasar los panes o tortas.  Algunas casas ya cuentan también con hornos panaderos a gas, que poco a poco han ido desplazando el de leña, el cual de todos modos, se niega a desaparecer.

Las diferentes versiones de pan de maíz, trigo o sagú, mezcladas con cuajada hecha en casa o hecha por los vecinos con la leche recién ordeñada, permite divisar una cadena de producción que puede aprovecharse mejor para favorecer la producción familiar campesina.

Los chiguanos ya se percataron de esto hace tiempo, así que en el pueblo encontramos una decena de negocios donde se ofrecen amasijos a visitantes y habitantes.

Sin embargo, haciendo una indagación de donde se compran los insumos, la sorpresa que nos llevamos es que se compran en su mayoría en Bogotá. Siendo las tierras chiguanas aptas para el cultivo de maíz, trigo, sagú, y siendo un fuerte la producción domestica de leche y cuajada. Actualmente no hay una infraestructura que permita acopiar y transformar las harinas para garantizar la gran demanda que existe de estas materias primas. Aquí, una cadena que podría estar potenciada en un ciclo de producción y consumo local se rompe, perdiéndose una oportunidad de oro para fortalecer la economía campesina chiguana.

Por otra parte los bajos precios del trigo importado de EEUU o Canadá, disponibles debido a la apertura económica y tratados de libre comercio, ha implicado la desaparición, desde hace mas de 10 años, de este cultivo en la región. El maíz por su parte sigue produciéndose para cultivo domestico, pero se ha desincentivado la producción local para harina.

Si se piensa en una cultura donde prime como condición el garantizar la soberanía alimentaria, basta solo con organización comunitaria y algo de apoyo gubernamental para generar las condiciones que completan los eslabones de esta cadena productiva y aprovechar para beneficio de la comunidad este tipo de oportunidades para fortalecer las economías campesinas. Oportunidad que nos brinda la conjugación de nuestras tradiciones, la vocación turística y el vivir en tierras privilegiadas para la agricultura.

"Choachi compra chiguano"

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