Por Periódico El Sirirí
La sesión empezó, con algo de tardanza, con un diálogo sobre cómo se imaginaban o soñaban los pobladores la vereda dentro de 5 años, la voces reiteraron en que querían tener una vereda con buen manejo de aguas y las vías vehiculares habilitadas, pero también se soñó una vereda sin residuos en los caminos ni en las quebradas, con un colegio abierto y articulado a las universidades, un sistema de salud preventivo y una vereda dispuesta y con infraestructura para el turismo. Los asistentes dibujaban y ubicaban estas expectativas en un mapa de la vereda, que se había delineado para la ocasión.
Luego en este ejercicio de cartografía social se hizo un diagnóstico colectivo de los principales problemas y riesgos que tenía la vereda: falta de un salón comunal, mal manejo de residuos, quemas, falta de zanjeado, deforestación, derrumbes, falta de oferta educativa y cultural, deterioro de las vías y de los caminos de herradura, falta de atención en salud en la vereda, falta de mantenimiento de los espacios colectivos, entre otras deficiencias y apuros se fueron sumando a la lista.
Camino Vererdal en el Hato |
Para terminar se decidió sobre qué obra era prioritaria para presentar en la convocatoria del Idaco para Juntas de acción Comunal de Cundinamarca, por elección de la mayoría de los asistentes, se determinó hacer un placa huellas en el sector de Garalles.
Luego de la asamblea, la comunidad se junto alrededor del tinto, las empanadas y sánduches que hizo parte de la Junta Directiva de la JAC para recoger fondos. Posteriormente se realizó una Eucaristía y para terminar la jornada se hizo una pequeña celebración del día del padre en la que se compartió un arroz con leche y se dio un pocillo de regalo a los padres presentes.
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