Por Luisa Tovar GSEID -UN
La casa de don Luis Antonio Rojas y Doña Alicia Agudelo, en la vereda de Mortiñal, en el municipio de Fómeque, comienza su historia hace 45 años. En 1975, se inició su construcción en medio de la montaña. Según don Luis Antonio, levantar la casita no fue una tarea fácil, pero se contó, en ese entonces, con la colaboración de algunos habitantes de la vereda, que aportaron desde material, transporte y trabajo para habilitarla. La casa ha sido el hogar de esta familia, en la cual crecieron seis hijos. En la vereda, todavía viven dos hijos que han echado sus propias raíces.
El fin de semana del 24 de octubre del presente año, esta vivienda tuvo de nuevo un importante acontecimiento signado por la solidaridad y la colaboración: Un valioso encuentro en torno a un objetivo común: mejorar la casa.
La idea surgió en la conversación entre Olga Bocarejo, creadora de Bancalimentos y Paula Rengifo, representante legal del Grupo empresarial de recicladores de la zona 8 (GER8). Ellas se conocieron hace más de dos años en relaciones comerciales para la venta del material reciclable, pero se han encontrado en el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las comunidades a través de la gestión y la transformación de los residuos.
No es la primera vez que estas dos lideresas establecen acciones al respecto. Cuando Bancalimentos buscó apoyar la dotación de la escuelita de Mortiñal, encontró apoyo en GER8 que donó sillas, pupitres y tableros que habían sido dados de baja del inventario de algunos colegios en Bogotá. En vez de convertir una parte de estos muebles en chatarra y que la otra parte fuera destinada al relleno sanitario, se adecuaron, arreglaron y fue posible darle continuidad a su vida útil. En diciembre pasado cuando la bodega de la Alquería en la que GER8 almacenaba su material se incendió debido a los juegos pirotécnicos de la noche de navidad, y la asociación de recicladores debió comenzar de ceros, Bancalimentos donó las divisiones de oficinas y otros enseres para que GER8 tuviera las condiciones para operar de nuevo.
En este ir y venir, no sólo de material reciclable, sino además de intercambio de saberes, apoyos e ideas surgió la propuesta de realizar una prueba piloto para experimentar el nuevo proceso de transformación que está desarrollando GER8 con el apoyo de unos ingenieros, para explorar usos alternativos para el vidrio. Este material a pesar de ser altamente reciclable, no es rentable debido a sus bajos precios que no compensan el esfuerzo de transportar un material tan pesado. El mercado del vidrio reciclado es monopsónico, es decir que sólo existe un comprador en el país el cual por su posición dominante determina el precio de este material.
Uno de los productos que GER8 está explorando es la fabricación de baldosas con vidrio molido. En menos de un mes se iniciaron las pruebas, y mediante ensayo y error fue posible identificar algunos aprendizajes. Por ejemplo, la necesidad de incluir en los moldes de las baldosas una malla de soporte que evitará la fragmentación de la baldosa cuando fuera transportada. Así mismo, se probaron diferentes métodos para mejorar el proceso de pulido y lograr un acabado en el que difícilmente se identifica que las baldosas están construidas a partir de vidrio reciclado.
Inicialmente la prueba piloto contemplaba reemplazar el piso de la casa de don Luis Antonio y Doña Alicia con la instalación de baldosas en una de las habitaciones y en la otra aplicar directamente el cemento junto con el vidrio molido para comparar las dos técnicas. Sin embargo, la solidaridad de la comunidad y la motivación por apoyar el mejoramiento de la vivienda, desencadenó una transformación a la casa y sus dotaciones.
Gracias a las donaciones recibidas, se obtuvo material para enchapar los baños y la cocina; pintura para rejuvenecer las fachadas; camas, colchones, tendidos y almohadas para consentir el descanso de los moradores. Varios voluntarios trabajaron mancomunadamente para levantar las viejas tablas del piso, trasladar los enseres, ampliar ventanas, reemplazar la cocina de leña por un mesón también decorado con vidrio molido, cargar los bultos de cementos y preparar la mezcla. A medida que va cambiando el color y la cara de la casa, se ve en los rostros de Don Luis Antonio y Doña Alicia la alegría del logro cumplido, reiterando el agradecimiento a todas las manos amigas que se unieron al propósito. Ese mismo fin de semana cumplieron 52 años de casados.
Todo este proceso no hubiera sido posible sin la red de apoyo comunitaria que se tejió alrededor del mejoramiento de la vivienda, de Yaqueline Casallas y familia por su gestión y cariño en la organización del encuentro, de las vecinas y vecinos que aportaron su sazón en la elaboración de deliciosas comidas, el trabajo de sus manos en las labores necesarias y su palabra en momentos que se convirtieron en espacios para compartir, recargar energía y seguir construyendo la trama de experiencias, consejos y nuevos proyectos. La documentación del proceso y el registro de tan bellos momentos fue realizada por los reporteros Matías, Gabrielito y Oscar Valderrama del EcoParche Chingaza y Ondas de Mortiñal, organizaciones del territorio que a través de la solidaridad, la pedagogía y la comunicación, buscan el desarrollo de su comunidad y la protección de la vida en el páramo y la montaña. Ellos se encargaron de recuperar los testimonios e imágenes de esta experiencia que se espera sirva de inspiración y motivación para seguir construyendo territorios solidarios y seres reconciliados con su humanidad.
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