Editorial - El Sirirí
Foto: Movilidad Bogotá |
La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, ha propuesto al alcalde de Choachí, Carlos Velázquez, que, dado el incremento en la afluencia de ciclistas en la vía que de Bogotá conduce a Choachí, en el tramo que va desde la ciudad hasta el Verjón, y para evitar problemas viales y accidentes, se establezcan horarios de uso exclusivo para ciclistas y para el tránsito de vehículos. Sugiere la alcaldesa, para dicho horario, que los ciclistas transiten de jueves a domingo de 4 am a 11 am y el resto del tiempo sea para uso exclusivo de vehículos. Propuesta no aceptada por el alcalde de Choachí, por los gobiernos de los municipios que se encuentran afectados, Fómeque y Ubaque, ni por la Gobernación de Cundinamarca.
Desde el gobierno de Peñalosa, en este tramo de la vía, que está bajo jursidiccíón del Distrito, se ha incentivado e institucionalizado el uso de la bicicleta. El año pasado el gobierno de Bogotá decidió cerrar en una oportunidad la vía para un circuito ciclístico de fin de semana sin consultar con las administraciones de municipios vecinos, generando grandes pérdidas a campesinos, empresas turísticas, restaurantes y otros negocios de la economía local. Lo cual da una señal a los habitantes de estos municipios y habitantes de la vereda el Verjón en Bogota de lo que podría suceder de cerrarse la vía en los horarios propuestos. En la actual situación, ya la economía local se ha visto gravemente afectada, pues el alto flujo de ciclistas desincentiva la afluencia de turistas y visitantes a los municipios y dificulta el comercio por esta vía de transporte. Según Velazquez, son cerca de tres mil ciclistas los que usan la vía en un fin de semana. Las nuevas directrices de reactivación del uso de vías y terminación del aislamiento, ha generado un incremento de la presencia de ciclistas en la vía. El tema ha estado en la mesa debido a que el pasado 20 de septiembre hubo un accidente de tránsito que terminó con la vida de un ciclista.
Embotellamiento 20 de septiembre |
Esta vía es la conexión de parte de la Provincia de Oriente de Cundinamarca con Bogotá. De la proximidad con la ciudad, depende gran parte de la economía de los tres municipios afectados, cuya población se acerca a los treinta mil habitantes. Con las restricciones generadas por la cuarentena, gran parte de la economía de la región se encuentra deprimida, sobre todo aquella vinculada al turismo. El cierre de la vía cerraría la principal fuente de recursos para la recuperación económica de la región. Centenares de empresas como restaurantes, hoteles, hostales, piscinas o sitios de alto interés turístico y ecológico, como las aguas termales en Choachí, el parque Matarredonda, el parque la Chorrera o la laguna de Ubaque, perderían parte de los viajeros que suelen ir de visita los fines de semana.
Muchos de los productores agrícolas y pecuarios de la región abastecen los mercados de la ciudad, productos lácteos, flores, verduras, huevos, pollos, entre otros llegan cada mañana para surtir plazas de mercado, como Paloquemao o Corabastos. Siendo los fines de semana, y las horas de la mañana, los días de mayor crecimiento de este comercio. No será fácil reordenar todas las actividades económicas y sus flujos para mantener la ciclovía propuesta por López. Tal como advierte un campesino de Choachí, “nosotros no podemos ordenarle al gallo que mejor cante a las diez de la mañana y no cuando sale el sol”.
La cercanía con Bogotá, y el hecho de ser una vía con bajo transito, ha generado que personas de diversos oficios, que trabajan en Bogotá, hayan buscado como lugar de residencia el municipio de Choachí o la zona rural de la ciudad, el cierre de la vía sería un dolor de cabeza para estos trabajadores que no podrían asistir a sus lugares de trabajo.
Visto así, los efectos de la propuesta de la alcaldesa de Bogotá son inconvenientes y van en detrimento de los derechos y bienestar de las mayorías. No es forzando el uso de la bicicleta, en una vía que no está diseñada para ello, y que por cierto, ha sufrido históricamente el abandono por parte del gobierno de Bogotá, como se incentiva el deporte o el turismo ecológico, un turismo que, por ahora, ha ido llenando de basura el páramo. La ciudad debe generar y consolidar los espacios adecuados para la práctica de este deporte y para el desarrollo de un turismo sin afectaciones ambientales, y hacerlo sin que esto afecte la vida material y el sustento de miles de personas.
Bogotá, más allá de sus discursos institucionales, es una ciudad que le ha dado la espalda a los campesinos y a sus montañas tutelares. La propuesta del cierre de la vía, hace parte de esta misma arrogancia. Es necesario que la población bogotana y la de los municipios del oriente de Cundinamarca nos manifestemos activamente en oposición al cierre de esta vía.
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