¿Qué nos dejó el Tour Colombia?

OPINIÓN. Lo bueno, lo malo y lo feo de la competencia ciclística que finalizó en El Verjón y a la que asistieron alrededor de tres mil personas.




El pasado 11 de febrero inició el Tour Colombia 2.1 en la ciudad de Tunja, departamento de Boyacá. Esta competencia que inició en 1951 y fue conocida en sus años anteriores como la Vuelta a Colombia, es sin duda el certamen ciclístico más importante del país.

Luego de finalizada la sexta y última etapa el pasado domingo, el corredor nacional Sergio Higuita se coronó campeón al finalizar el ascenso al páramo de El Verjón, a tres mil cien metros sobre el nivel del mar. Allí lo esperaban más de tres mil personas además de diversos medios de comunicación internacionales y nacionales.

Lo bueno para la comunidad campesina de la vereda El Verjón, perteneciente a la Alcaldía Menor de Santa Fé, fue la elección de este sector para la clausura. Este magno evento fue un regalo maravilloso para la comunidad y los habitantes expusieron lo mejor de su gastronomía, amabilidad e ingenio, propios del nativo campesino de alta montaña. Vale la pena agradecer a la señora Magdalena Rivera. Todo esto en realidad fue algo muy positivo en cuanto a su economía y a la recreación se refiere, del mismo modo para el deporte colombiano.



Pasemos ahora a lo malo. En un país que tiene imagen de poco apoyar a los deportistas, señalemos en primer lugar a la organización deportiva de un evento que sin lugar a dudas se convierte en vitrina para jóvenes competidores que sueñan con un podio en Europa. En la gala de premiación, la Alcaldía Mayor de Bogotá a través del instituto de recreación y deporte así como también la Federación Colombiana de Ciclismo, se olvidaron de detalles muy importantes, que si bien no tienen que ver directamente con la competencia deportiva, si hacen parte del entorno social y publicitario a que éste conlleva.

En las transmisiones televisivas estamos acostumbrados a ver "paneos" que ilustran al televidente acerca de la región donde se adelanta la carrera, para tal efecto, realizan previos estudios y reconocimientos de área, tendientes a informar y mostrar la mejor cara del país, el departamento y los municipios. Para el caso que nos ocupa, realmente se debe decir que la información que se socializó fue mínima, por no calificar como nula la promoción de municipios cercanos y su importancia para la región. De los errores se aprende, ojalá se de una pronta y mejor oportunidad para mostrarle al mundo con orgullo el poder y perseverancia de los pueblos del oriente cundinamaquéz.

Y lo feo, por supuesto, el grave perjuicio que está actividad generó sobre la economía turística de Choachi, Fómeque y Ubaque, que durante este domingo redujo su turismo hasta en un noventa por ciento en las ventas de comerciantes y campesinos que derivan su sustento de esta actividad.
Lo que si resulta imperdonable es el desorden y basurero dejado principalmente por las empresas patrocinadoras del evento. Una vez finalizó la ceremonia de premiación, quedaron cientos de kilos de plásticos y demás materiales no biodegradables dejados en áreas boscosas de lado y lado de la vía, sin dejar de mencionar que es un área protegida por la entidad ambiental CAR, quien rigurosamente aplica correctivos a los habitantes del sector.




Un tirón de orejas, señores de la CAR,  patrocinadores y público en general que dejan mala huella en estas hermosas zonas de páramo colombiano. La responsabilidad es de todos. Que viva el deporte y el ciclismo, pero necesitamos más cultura ciudadana, más amor por la naturaleza y más respeto por el planeta.

Jorge Saray

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