Este espacio es abierto a escuchar a la comunidad. Si usted le interesa participar con una editorial escríbanos al correo: contactoperiodicoelsiriri@gmail.com.
Sin lugar a dudas, el desarrollo de las regiones y departamentos en Colombia, está ligado a las vías de comunicación. Sean estas, marítimas, terrestres, aéreas ó fluviales. Pues bien, los políticos locales y también los "importados" de otras distantes municipalidades han prometido a los lugareños una gran vía cargada de desarrollo y prosperidad. Sin embargo, no especificaron para quien ó quienes sería concretamente esa anhelada prosperidad.
Las vías llamadas 4G, cómo para darle una estimación modernista, comprenden lineamientos técnicos tendientes a la reducción de tiempo en los recorridos entre puntos de origen y destino, del mismo modo la disminución de consumo de combustible y desgaste de la maquinaria de transporte de carga terrestre. Para tal efecto, la ingeniería busca trazados cortos desafiando la rudeza de la geografía Colombiana. Hasta allí todo está perfecto, pero, ¿Qué hay si a ese soñado proyecto se adhieren intereses indebidos?
El proyecto perimetral de oriente POB ha sido expuesto como una de las grandes soluciones para descongestionar el tráfico de la Calle Trece y Avenida Boyacá en la ciudad de Bogotá. Si bien la lógica apunta a un trazado que recorta distancias entre Villavicencio y las autopistas hacia el norte y sur del país obviando el tránsito por Bogotá, las mediciones de impacto social, medioambiental y geológico se quedaron cortos desde el mismo inicio de la propuesta. Nuevamente surgen interrogantes, ¿Acaso las comunidades no estaban representadas? ¿No se realizaron los estudios de manera juiciosa, profesional e imparcial? ¿Sería acaso este, un proyecto al margen de los estudios de viabilidad y de la normativa técnica vigente para tal efecto?
Sobre el escritorio todos los presupuestos se daban a cabalidad y hasta los eventos protocolarios se llevaron a buen término. Sin embargo algo no andaba bien y pronto se fueron descubriendo enormes grietas en la estructuración del proyecto de la Perimetral. Adulteración de firmas, contratos indebidos, atropellos y manipulación a la sociedad civil, sustanciales desacuerdos en la fórmula para la adquisición de predios, errores de tipo técnico a partir de estudios paupérrimos que desconocían la importancia de los nacimientos de agua (más de sesenta), que de llegarse a desarrollar el proyecto, quedarían bajo toneladas de cemento y asfalto. Dentro de ellos, unos muy importantes no solo para la ecología sino también para la sostenibilidad de la economía regional, concretamente del municipio de Choachi: sus aguas termales, insigne patrimonio en la región y famosas en toda Colombia.
Una alianza perversa entre contratistas y políticos municipales, departamentales y nacionales empujaban a un absoluto desacierto, causante éste, cómo siempre, del detrimento de los recursos de la nación. En la actualidad se realizan estudios para determinar el trazado final y definitivo de la obra. Basados en la experiencia, las comunidades, determinantes en todo el proceso, esperan el pronto inicio de la obra en los sectores UF 4 y UF 5.
Esperando que esta vez sean respetados sus derechos. La fauna, la flora, las montañas y las aguas que bajo ellas reposan desde hace milenios, agradecerán por siempre la lucha sosegada de las comunidades para conservar de modo seguro y perpetuo la tranquilidad y el equilibrio entre el desarrollo humano y el medio ambiente. Por todo esto nos queda la consigna: ¡DESARROLLO SI, ATROPELLOS NO!
Sin lugar a dudas, el desarrollo de las regiones y departamentos en Colombia, está ligado a las vías de comunicación. Sean estas, marítimas, terrestres, aéreas ó fluviales. Pues bien, los políticos locales y también los "importados" de otras distantes municipalidades han prometido a los lugareños una gran vía cargada de desarrollo y prosperidad. Sin embargo, no especificaron para quien ó quienes sería concretamente esa anhelada prosperidad.
Las vías llamadas 4G, cómo para darle una estimación modernista, comprenden lineamientos técnicos tendientes a la reducción de tiempo en los recorridos entre puntos de origen y destino, del mismo modo la disminución de consumo de combustible y desgaste de la maquinaria de transporte de carga terrestre. Para tal efecto, la ingeniería busca trazados cortos desafiando la rudeza de la geografía Colombiana. Hasta allí todo está perfecto, pero, ¿Qué hay si a ese soñado proyecto se adhieren intereses indebidos?
El proyecto perimetral de oriente POB ha sido expuesto como una de las grandes soluciones para descongestionar el tráfico de la Calle Trece y Avenida Boyacá en la ciudad de Bogotá. Si bien la lógica apunta a un trazado que recorta distancias entre Villavicencio y las autopistas hacia el norte y sur del país obviando el tránsito por Bogotá, las mediciones de impacto social, medioambiental y geológico se quedaron cortos desde el mismo inicio de la propuesta. Nuevamente surgen interrogantes, ¿Acaso las comunidades no estaban representadas? ¿No se realizaron los estudios de manera juiciosa, profesional e imparcial? ¿Sería acaso este, un proyecto al margen de los estudios de viabilidad y de la normativa técnica vigente para tal efecto?
Sobre el escritorio todos los presupuestos se daban a cabalidad y hasta los eventos protocolarios se llevaron a buen término. Sin embargo algo no andaba bien y pronto se fueron descubriendo enormes grietas en la estructuración del proyecto de la Perimetral. Adulteración de firmas, contratos indebidos, atropellos y manipulación a la sociedad civil, sustanciales desacuerdos en la fórmula para la adquisición de predios, errores de tipo técnico a partir de estudios paupérrimos que desconocían la importancia de los nacimientos de agua (más de sesenta), que de llegarse a desarrollar el proyecto, quedarían bajo toneladas de cemento y asfalto. Dentro de ellos, unos muy importantes no solo para la ecología sino también para la sostenibilidad de la economía regional, concretamente del municipio de Choachi: sus aguas termales, insigne patrimonio en la región y famosas en toda Colombia.
Una alianza perversa entre contratistas y políticos municipales, departamentales y nacionales empujaban a un absoluto desacierto, causante éste, cómo siempre, del detrimento de los recursos de la nación. En la actualidad se realizan estudios para determinar el trazado final y definitivo de la obra. Basados en la experiencia, las comunidades, determinantes en todo el proceso, esperan el pronto inicio de la obra en los sectores UF 4 y UF 5.
Esperando que esta vez sean respetados sus derechos. La fauna, la flora, las montañas y las aguas que bajo ellas reposan desde hace milenios, agradecerán por siempre la lucha sosegada de las comunidades para conservar de modo seguro y perpetuo la tranquilidad y el equilibrio entre el desarrollo humano y el medio ambiente. Por todo esto nos queda la consigna: ¡DESARROLLO SI, ATROPELLOS NO!
Comentarios
Publicar un comentario