MEDELLÍN, 27 de marzo de 2019 — Agencia de Noticias UN-
Bloques de tierra comprimida BTC –que brindan inercia térmica–, tejas de polialuminio compuestas 90 % en tetrapack reciclado, plásticos de invernadero y maderas inmunizadas certificadas fueron los materiales utilizados en un modelo de vivienda para la zona rural de Bogotá, adaptable a tres geografías y tres climas establecidos.
Iván Forgioni y José Puentes, investigadores y docentes de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Medellín y quienes están al frente de FP Oficina de Arquitectura, fueron los ganadores del Concurso de Ideas para el Diseño de Viviendas Sostenibles Rurales, liderado por la Secretaría Distrital de Planeación de Bogotá y organizado por la Sociedad Colombiana de Arquitectos.
Desde la técnica constructiva, la propuesta respondió a los dos componentes que se pedían en los lineamientos del certamen para asegurar la sostenibilidad y productividad a partir de la eficiencia y el confort, y que se debían adaptar a las cuencas de los ríos Tunjuelo, Blanco y Sumapaz, con temperaturas frío húmedo, frío semihúmedo y frío superhúmedo.
Según explicaron sus creadores, la iniciativa entiende la sostenibilidad a partir de tres componentes: social, económico y ambiental.
Materiales propuestos
Inicialmente se buscaron materiales ecológicos que generaran un mínimo impacto ambiental y que fueran livianos para facilitar el transporte y disminuir su costo. También se exploraron técnicas de construcción tradicional para involucrar a la comunidad en la edificación e instalación de la unidad, eliminando así la necesidad de contratar mano de obra especializada y generando sentido de apropiación.
Se usaron bloques de tierra comprimida BTC que brindan inercia térmica y “tienen un bajo impacto ambiental porque para su elaboración se requiere apenas un 1 % de la energía que se utiliza para hacer un ladrillo convencional”, explica el arquitecto Forgioni.
Además se usaron tejas de polialuminio compuestas 90 % de tetrapack reciclado y 10 % de foil de aluminio, que mejoran las condiciones climáticas del lugar. Como lo afirma el docente José Puentes, “se debe tener en cuenta que al transformar basura en un material de construcción se está ayudando a conservar el medioambiente”.
Los plásticos de invernadero –tecnología conocida por los campesinos de la región– se implementaron en el diseño del proyecto por su resistencia a los rayos UV, a agentes químicos y a la lluvia, y por su capacidad de difundir la luz para que haya un reparto lumínico más homogéneo dentro del espacio.
El cuarto material de construcción que se consideró fueron las maderas inmunizadas certificadas, es decir los troncos cultivados en bosques con ese propósito específico.
Estrategias espaciales adaptables
Además de los materiales existen cinco estrategias espaciales y propias de la arquitectura del prototipo que permiten que el proyecto se pueda ubicar en cualquiera de los tres lugares y que funcione climáticamente, considerando la sostenibilidad y la productividad. Menos del 50 % de la casa está apoyada sobre el terreno; se eleva para alejar la humedad del suelo y mantener la temperatura.
Otra característica que se tiene en cuenta es la ubicación: “una ventana orientada hacia el sur funciona como zona de captación de calor regulable, permite la iluminación natural y vincula la casa al paisaje”, explica el profesor Puentes. Además los baños y la cocina se ubicaron en la parte norte para proteger a los habitantes de los vientos fríos que llegan por ese hemisferio.
Una cuarta particularidad es que la vivienda es incremental, es decir que crece a futuro y que esa transformación puede ser gestionada por sus mismos habitantes, que el concurso consideraba debían ser al menos cuatro: papá, mamá y dos hijos. Para este fin se generó un volumen envolvente a doble altura, como una manera de crear un segundo nivel que puede ser utilizado más adelante.
Finalmente, otra estrategia que se adoptó fue integrar el espacio productivo al corazón de la casa, en donde se realizan las actividades cotidianas: hay dos habitaciones hacia los extremos y una franja de baños. Además, en el primer nivel –asociado con la fachada abierta de la casa– se dejó un espacio para actividades productivas, como por ejemplo un taller de confecciones o una reserva de la producción agrícola que le proporcione ingresos a la familia.
Mucho por hacer
Según los docentes de la U.N. en este momento la arquitectura colombiana está tomando fuerza y se vuelve referente para algunos países: “acá se ha trabajado mucho, sobre todo en vivienda urbana y de espacio público y equipamientos, pero las viviendas –y particularmente las de la ruralidad– son poco estudiadas. Es un campo en el que hay mucho por hacer”, comenta el profesor Forgioni.
Agrega que “en cuanto al proyecto, hemos recibido varios comentarios e insinuaciones de construcción, pero estamos en una etapa en la que nos gustaría promoverlo. También cabe resaltar que en el proyecto no estuvimos solo nosotros dos, sino que hay un equipo de trabajo que aportó ideas y conocimiento, entre los que se encuentran egresados de la U.N. y otras universidades de la ciudad” .
Los autores del proyecto coinciden en afirmar que Bogotá le lleva ventaja a Medellín en concursos públicos de arquitectura. Este mecanismo les permite a firmas jóvenes de arquitectos surgir y darle músculo a sus empresas.
(Por: fin/SCD/MLA/LOF)
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http://agenciadenoticias.unal.edu.co/detalle/article/prototipo-de-vivienda-rural-gana-premio-nacional.html
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