Por Tatí Chinsué
El Sirirí // El nido
El séptimo arte un sexto sentido.
El cine se convierte en un sexto sentido que te permite sentir lo que no tienes cerca, así puedes comprender algo más la historia humana, además de entretenerte puedes verlo con un fin pedagógico y profundamente sensitivo, pues de algún modo te pone empático con lo que no vives en tu pellejo, pero te dueles o alegras con las historias narradas, como la historia de Parvana, una niña de Kabul, Afganistán que apenas sobrevive bajo el Régimen Taliban.
La película BREADWINNER “el sostén de la familia”, basada en el libro “El pan de la guerra”, novela infantil ambientada en Afganistán, escrita por la canadiense Deborah Ellis en el 2000 y llevada a la pantalla grande por la directora Nora Twomey, quien dirige este filme irlandés-canadiense en 2017, es una película sencilla, colorida profundamente conmovedora que cuestiona la condición de ser mujer en un contexto bélico y cultural que restringe sus derechos al máximo, hasta el punto que hay que recurrir a la identidad masculina y desaparecer la propia, para no perecer luego de la detención injusta de su padre.
Parvana es la única salida para sobrevivir, solo ella al interior de la familia por su tierna edad puede pasar por un niño, su madre además enferma y su hermana mayor sin poder salir a buscar un sustento por la restricción del régimen y su pequeño hermano Ali, están impedidos para sostener la familia, le corresponde a ella con total entereza, valentía y profundo amor hacerlo.
La protagonista, encarna el rol de su hermano fallecido por la guerra y se enfrenta a un pueblo hostil para la mujer pero apenas rudo para un niño, vende baratijas, lee y escribe cartas en la calle, pues gracias a su padre, profesor, sabe hacerlo pues continuo educándole a escondidas, luego de la restricción Talibán de la educación de la mujer.
De manera contundente la película socava los extremismos culturales y religiosos, que permiten el maltrato público y privado de la mujer sin cuestionamiento interno, a pesar de que muchos países de la Amnistía Internacional, defensores y defensoras de los Derechos Humanos han intentado abogar por la situación de la mujer afgana, todavía es una lucha por resolver.
BreadWinner, sin rayar en exceso en la crueldad, conmueve profundamente el corazón y confronta la cuestión femenina, con tintes salpicados de esperanza a través de la mirada de la valentía e inocencia de una niña afgana.
Tras la instauración del gobierno comunista en 1978 en Afganistan, se llevaron a cabo notables reformas que favorecieron a las mujeres. “El gobierno del Partido Democrático Popular de Afganistán tomó medidas para prohibir prácticas tradicionales que eran consideradas de naturaleza feudal, como los matrimonios forzados o poner precio a las novias para su matrimonio.” (Aministia Internacional, 1999, pág. 8 ) también se promovió programas de alfabetización para hombres y mujeres lo cual significa un progreso social para cualquier país, sin embargo luego de la intervención rusa y estadunidense y la caída del gobierno comunista en 1992, Afganistán agudiza sus guerras civiles y grupos tribales rurales apoyadas por Estados Unidos, como los Mayadistas percibían estas reformas como deformadoras de la cultura tradicional afgana y una violencia contra la interpretación del Coran, a pesar de que los Mayadistas fundamentalistas, fueron anteriores a estos, los Talibanes se imponen en 1994- 1995 con mayor organización y hoy en día controlan el 70% del territorio afgano.
De este modo la mujer pierde todos los derechos de educarse, salir y vestirse como lo desee, es sometida a palizas públicas si acaso muestra un poco el tobillo o sale sin su marido, sin embargo hay que aclarar que el argumento sobre el sometimiento de la mujer por prescripción del Corán, el sagrado texto del mundo islámico, según algunos críticos y defensores del mundo islámico es una mala y errónea interpretación del Islam, catalogada entonces como una interpretación meramente Talibán que raya en el fundamentalismo religioso y rechazada por hablar mal del Islam. Autoras como Carmen del Rio Pereda, escritora española, musulmana y feminista, en su libro “La soberanía de la mujer en el Coran”, revela a través de su investigación del libro Sagrado la interpretación equivoca que se ha hecho de las Aleyas del Coran para justificar el sometimiento de la mujer, en la aleya 4.1 dice ella, se habla de la honra a las “matrices” como la rahma de Dios, la piedad de Dios, el hombre que requiere de un ejemplo debe sostener esa piedad divina, la mujer no se debe al hombre, ella se debe a Dios.
La construcción social de la mujer, sin duda esta matizada por las luchas y las reivindicaciones frente a un sistema patriarcal arraigado en el miedo y reforzado en la religión, si en Afganistan la lucha es cruenta, en cualquier parte del mundo inclusive aquí entre las montañas de Choachi, también lo es, es posible encontrar miles de historias de mujeres que día a día son sometidas a maltrato psicológico, abandonadas a su suerte, esclavizadas en el hogar sin poder estudiar aunque en este caso sin restricción del gobierno por ideología, sino por acuerdos o imposición al interior del hogar, es posible que se deba a una mala interpretación del mensaje de amor de la biblia y a la vulnerabilidad que conlleva la maternidad.
La construcción de ser hombre y ser mujer en el siglo XXI es algo todavía por resolver. hombres y mujeres dan la lucha por construir un mundo más equitativo, más justo y más armonioso.
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